Autor: Dr. Luis Sevinsky, Dermatólogo
Realidad: El bronceado es un signo claro de daño en la piel. La estimulación de los melanocitos para producir melanina es una respuesta protectora frente al daño causado por la radiación UV. Sin embargo, la piel tiene memoria, y el daño solar es acumulativo, aumentando el riesgo de envejecimiento prematuro y cáncer de piel.
Realidad: Las camas solares emiten principalmente radiación UVA, aunque también una pequeña cantidad de UVB. Este tipo de radiación penetra profundamente en la piel, provocando fotoenvejecimiento y aumentando el riesgo de cáncer cutáneo.
Realidad: La exposición solar crónica es una de las principales causas de manchas cutáneas. En mujeres jóvenes, puede desencadenar melasma (hiperpigmentación en mejillas y alrededor de los labios). En personas mayores, las manchas actínicas, también conocidas como "manchas de la edad", pueden evolucionar a lesiones precancerosas.
Realidad: Los protectores solares con FPS superior a 30 filtran aproximadamente el 80% de los rayos UVB, lo que permite un leve bronceado mientras evitan quemaduras solares.
Realidad: Los autobronceantes solo ofrecen una pigmentación superficial temporal y no proporcionan protección contra la radiación UV. Por ello, deben complementarse con un buen fotoprotector.
El cuidado de la piel frente al sol no es opcional. Utilizar protector solar con FPS 30 o superior, complementado con medidas físicas como ropa adecuada y sombreros, es esencial para prevenir el envejecimiento prematuro y enfermedades graves como el cáncer de piel.
En la clínica del Dr. Sevinsky, ofrecemos asesoramiento personalizado para diseñar una rutina de cuidado solar que se adapte a tus necesidades.
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